A las 09:10 del martes 4 de octubre de 2022, una patrulla policial observó que en Bulevar Yrigoyen y Av. Patricio Diez, una moto pasó el semáforo en rojo, por lo que a la altura de Yrigoyen y Mitre detuvieron su marcha y llamaron a los inspectores, quienes labraron el acta y la secuestraron.

Además de cometer una de las infracciones más graves (pasar un semáforo en rojo), la conductora no poseía la documentación indispensable, por lo que el rodado fue secuestrado.

Es una Guerrero Day de 70 cc., dominio 927 HGX.

La infractora es Naiara Victoria Zerbatto Espinosa, 23; domiciliada en calle 119 al 981 de la ciudad de Avellaneda.

 

Policías que no miran al costado

A las 22:10 horas del domingo 2 de octubre de 2022, momento en que personal policial se encontraba patrullando en Calle 44 y el Bulevar Perón, observó que una motocicleta con dos ocupantes pasó el semáforo en rojo, por lo que procedieron a detener la macha sobre el bulevar y calle 48, donde identificaron sus ocupantes.

Ninguno poseía documentación, ni de la moto, ni personal.

Dijeron que tenían 17 años y que vivían en el Barrio Virgen de Luján.

Convocaron a inspectores de tránsito, quienes procedieron a retener la moto. 

 

Opinión

Desde ReconquistaHOY, valoramos el compromiso de cambio que vemos en el accionar conjunto de policías y municipales. Lo que empezó durante la gestión Forni-Sandrigo, fue retomado por la dupla Lucero-Sandrigo. Lucero es Julio, el comisario general a cargo de la jefatura de la URIX; y Sandrigo es Nicolás, secretario municipal de Control Público.

Ambos funcionarios aseguran que la orden es clara: agentes que ven flagrantes violaciones a la ley de tránsito, que ponen en riesgo a las personas, deben proceder. Si no hay delito, los policías retienen al infractor hasta que llegan los inspectores municipales.

Eso es optimizar los recursos, lo que se reclamó siempre desde ReconquistaHOY.

Sostenemos que ningún policía debe mirar al costado frente a una flagrante infracción. Entre seguir reposando o paseando sobre un patrullero, o chequeando el celular, debe proceder a identificar al infractor; y de ser una grave flagrancia (como cruzar un semáforo en rojo, transitar sin luces reglamentarias, o cualquier otra maniobra peligrosa), debe actuar. Primero, identificando al conductor y la propiedad del vehículo. Y -segundo- convocando a los inspectores de tránsito.

Es alarmante la cantidad de personas que violan las normas de tránsito, incluso las más delicadas, las que más riesgo y siniestros graves generan.

El poder de policía del Estado fue diseñado para un pequeño porcentaje de transgresores, y aquí la situación se ha desmadrado. El problema ya es cultural. Eso debe incomodarnos y debemos replantearnos cómo cambiamos. Que la cuestión cultural vuelva a ser el respeto.

Mientras volvemos a la educación como un valor decisivo en la convivencia, no queda otra que aplicar la ley, eso que algunos tanto relativizan. Y eso exige mayor contracción al trabajo, de cada agente que el Estado pone en la calle. Que se note el recurso.

Gustavo Raffin - ReconquistaHOY

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