La Red Anidar invita a reflexionar sobre cómo la experiencia materna se ve afectada por la discriminación laboral y la violencia obstétrica

En el marco del Día Internacional de las Mujeres, Red Anidar se suma a las iniciativas y convocatorias de las distintas agrupaciones que promueven los derechos las personas con capacidad de gestar y los recién nacidos, bajo el lema "Basta de violencia medico gineco obstétrica y neonatal".
Teniendo en cuenta esta premisa desde Anidar, la red interdisciplinaria de profesionales que trabajan de forma respetuosa, para acompañar a las mujeres y sus familias, apoyando el deseo y las decisiones informadas; comparten y hacen propias las palabras y reflexiones de dos reconocidas autoras, la Dra. Ibone Olza, medica psiquiatra, y la periodista y socióloga Esther Vivas, quienes sostienen que la experiencia materna se ve afectada por múltiples discriminaciones y violencias, que tienen que ver con la discriminación laboral en el momento de ser madres y la violencia obstétrica, que vulnera los derechos de las mujeres madres y de las infancias:
Desde este momento, nosotras las madres hablaremos en voz alta. Los sistemas de salud nos han ignorado, han negado nuestras experiencias y conocimientos, lo que ha dado lugar a una ciencia sesgada y en muchos casos dañina. Tal es así, que es raro salir ilesas del parto, casi todas salimos con heridas en la vulva, en el vientre o en el alma. Todo ello para sostener el sistema de dominación patriarcal, que rompe los vínculos y construye jerarquías entre los seres humanos. Un sistema que nos daña y deja desprotegidas a las crías.
Aun así, fragmentadas, a veces algo perdidas, nosotras las mujeres llevamos adelante (ojalá desde el deseo y la elección) la titánica y heroica labor de ser mamá; incluso cuando no se la reconoce como trabajo, ni como la enorme tarea física y psíquica que es. Nuestra sociedad fragmenta, relega y oculta los espacios para los cuidados, pero el cuidado es inherente a la especie humana. Necesitamos una sociedad y una economía que pongan en el centro la vulnerabilidad humana, no que la rechace. Ser cuidados y cuidar debería ser un derecho y una obligación de todos.
Las madres tenemos derecho a un parto respetado y sin violencia, a una lactancia materna satisfactoria, a ser consideradas sujetos de derecho, a una licencia por maternidad más amplia, a conciliar empleo y crianza.
El patriarcado encerró a la maternidad en el hogar, utilizándola cómo un instrumento más para controlar el cuerpo y los destinos de las mujeres. No se trata de renegar del hecho de ser madres, sino de las condiciones en las que lo somos. Tampoco se trata de idealizar la maternidad, pero sí reivindicar el valor de la crianza y defenderla como una tarea colectiva, más allá del mito de la madre perfecta y el mandato de ser madre, impuesto a las mujeres a lo largo de la historia.