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POLEMICO FALLO FAVORECE A UN EMPLEADO DEL HOSPITAL

Tribunal de 1a instancia absolvió "por dudas" a imputado de abusar sexualmente de una nena durante varios años

El fiscal mostró su sorpresa y refirió a la cantidad de pruebas que presentó. Anticipó que apelará. También respondió sobre "la guerra" que enfrenta a fiscales y jueces.

Jueces Basualdo, Martelossi y Olivera.

Carlos Oscar Molina llegó al juicio imputado de abusar sexualmente, incluso con acceso carnal, en número indeterminado de veces, de su hijastra, desde que tenía 10 años y hasta los 14, por lo que el fiscal solicitó 16 años de prisión.

Al concluir el juicio, el tribunal compuesto por los jueces Gonzalo Basualdo, Sergio Olivera y Mauricio Martelossi como presidente, lo absolvió por el principio de la duda, y difirió los fundamentos para los próximos días.

El fiscal Juan Marichal ya anticipó que apelará, convencido que aportó las pruebas suficientes: la declaración de la nena en Cámara Gesell, el testimonio de otros dos psicólogos que dan verosimilitud al testimonio de la víctima, igual que los de la madre, la abuela, un primo, una amiga y el de la médica forense, todos cargosos para el imputado, "coherente y verosímil". Explicó que en casos de abusos sexuales, que ocurren en la intimidad y sin testigos, no hay otra prueba más que estas.

Cómo se judicializó el caso.

Los abusos fueron revelados en el año 2021 dentro del grupo familiar, en plena pandemia. La víctima se lo contó primero a una amiga y después a un primo, vía mensajes, los cuales fueron resguardados y exhibidos en el juicio (tampoco eso convenció al tribunal). Ese primo se lo contó a la abuela, y la abuela a su madre, quien inmediatamente la retiró de la escuela y la llevo a una psicóloga, que vio verosimilitud en el relato, por lo que radicó la denuncia penal.

Según la acusación, Molina empezó con la mecánica habitual en los abusos intrafamiliares: primero con manoseos, para terminar con los accesos carnales, todo, reiteradas veces y durante cuatro años.

Actualmente, la víctima tiene 17 años.

Sumando críticas al fallo que lo sorprendió, el representante del Ministerio Público de la Acusación recordó que es obligación del Tribunal resolver con perspectiva de género y atendiendo también los compromisos mundiales de Argentina de proteger a la niñez, recordó el fiscal, agraviado por la decisión de los jueces.

Los hechos imputados a Molina califican como abusos sexuales gravemente ultrajantes, calificados por la convivencia con una menor de edad, con el agravante de ser el guardador y encargado de la educación, en número indeterminado de veces, en concurso real con abusos sexuales con acceso carnal, también en número indeterminado de veces.

En la defensa trabaja el abogado Lucas Acosta.

Molina llegó al juicio en estado de libertad, luego de un tiempo en prisión preventiva.

El acusado vive actualmente en el Barrio 314 Viviendas de Reconquista y trabaja como empleado público en la Admisión del Hospital Regional.

 

"LA GUERRA" ENTRE JUECES Y FISCALES

Cuando Gustavo Raffin le preguntó al Dr. Marichal si esta decisión del tribunal de bajarle el pulgar a su capacidad probatoria, podría tener relación con lo que el periodista percibe como "la guerra entre jueces y fiscales", con varias absoluciones en los últimos tiempos que incluyen reproches, retos y hasta escraches a fiscales, incluso delante de las víctimas que se van sin la condena del acusado; el Dr. Marichal respondió que él cree que cumple con su rol y que "no hay nada personal con nadie".

Recordó que después de las acusaciones, son los jueces quienes deciden qué casos irán a juicio, que para eso está la audiencia preliminar; y que si pasa el tiempo y una persona sigue presa, y no hay actividad procesal, es el juez quien tendría que dejarlo en libertad, que eso es parte de la normalidad del proceso.

Sostuvo que "nunca hice un señalamiento personal a un juez, sí cuestionamos, a veces, la falta de fundamentos o fundamentos arbitrarios, y apelamos, y muchas veces se dan vuelta en Cámara" Penal de Apelaciones.

Dejó claro que tampoco le gustó que hubo jueces que indicaron a algunos fiscales que vayan a estudiar y hacer curso de género, lo que consideró que "lisa y llanamente, es una falta de respeto. Una falta de respeto que no podemos dejar pasar, porque todos somos personas capacitadas, todos los fiscales de acá tienen posgrado, especialización en maestría y han hecho los cursos de capacitación en perspectiva de género y todas las demás cuestiones que exige la ley provincial, la ley Micaela. Y los casos que llevamos a juicio tienen el resultado de la preparación y también de las circunstancias del juicio, que el testigo muchas veces dice cosas o no dice cosas que son importantes".

En ese sentido, sostuvo que "los juicios tienen un componente de aleatoriedad, también". Que "no hay ningún testigo que uno pueda manejarlo por control remoto. Primero,  porque sería una falta de ética absoluta y, segundo, porque no existe. Uno puede hablar con un testigo para que cada uno sepa para qué va y qué es lo que se supone que cada uno va a aportar en un juicio, pero después, llegado el momento del debate, hay cosas que ocurren durante el proceso, dice una cosa, omite decir otra, y eso pasa, y va a seguir pasando. Pasa con personas formadas y no formadas, y eso no es culpa de que la fiscalía lleve mal un caso, no prepare bien a la persona, sino que un componente de aleatoriedad de lo que implica ir a declarar en un juicio. Por eso, muchas veces tratamos de cerrar procedimientos abreviados porque estas cosas pasan, y no es mala o buena fe de la fiscalía. Principalmente, es una cuestión de la naturaleza humana, de lo que implica sentarse en un banquillo y tener que hablar".

Le preguntamos si no hay un giro de parte de los jueces que antes condenaban por el testimonio único de quien decía haber sido víctima de abuso, y ahora se pusieron más exigentes. Esa respuesta también la podés escuchar en la entrevista que aquí también compartimos. También lo que respondió cuando referimos a la supuesta vulnerabilidad que supone que cualquier mujer pueda denunciar a cualquier hombre por abuso, en la confianza que a la mujer se le cree todo y al hombre, nada.

Un anticipo de su respuesta: que no van a juicio solamente con una palabra o con un relato en Cámara Gesell.

Y en cuanto a la posibilidad de inventar un relato, respondió -entre otras cosas- que no es fácil sostener un relato en todas las instancias de un proceso judicial; y que, además, la fiscalía cumple un rol muy importante en filtrar los casos, de manera que no llevan a juicios casos dudosos, casos donde no tienen suficientes pruebas, donde el testimonio no es sólido o evidencia ciertas contradicciones.

Explicó que se radican "entre 360 y 380 denuncias por año por abusos sexuales" y que se persiguen penalmente solo algunas; luego de pasar por el filtro de las evidencias, y por las retractaciones.